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De Mamahuaco a Micaela Bastidas

* Este escrito fue expuesto en la conferencia Micaela Bastidas: Memoria y Destino. Mayo 2015

Publicado: 2015-05-18


La Junta organización de la que soy parte ha querido co organizar esta conferencia porque creemos imprescindible retomar a quienes nos antecedieron, reflexionar sus luchas y con ello su mirada de país que abrió paso a hitos históricos en la búsqueda de la justicia.

Partimos de que hay una historia silenciada, negada y, hasta, tergiversada que nos ha alejado de referentes históricos y de proyectos que plantearon resolver problemas que aún están irresueltos en el Perú. Este es el caso de la más grande rebelión anticolonial y anti esclavista en Suramérica, que llegó a abarcar, a lo largo de dos años, territorios de siete de los actuales países: Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Argentina y Chile, y que tuvo repercusiones en lugares tan distantes como Panamá y México. Hablamos del intento revolucionario de Tupac Amaru y Micaela Bastidas.

Y si la historia oficial por conveniencia política nos ha alejado de estos hechos. También, por qué no decirlo, proyectos emancipadores se han inspirado más en recetas de afuera, de otros hemisferios, válidos sí pero poco pertinentes para nuestras realidades, que en antecedentes más nuestros que estaban más cercanos a nuestra realidad. Es decir, si el colonialismo en su momento venció la rebelión de Tupac Amaru y Micaela Bastidas, la colonialidad, esa relación específica de hegemonía y dominación cultural y mental que nos hace creer muchas veces que solo lo de afuera es mejor y superior, hizo lo suyo silenciándola.

Pero no solo se omitió la historia de los pueblos indígenas, afro descendientes, mestizos, criollos, en fin latinoamericanos. Sino que por razones estructurales de nuestro tipo de sociedad, donde es el hombre el que protagoniza los grandes sucesos, la participación de las mujeres en estas gestas ha sido doblemente negada entre los negados, doblemente vencida, silenciado más aún su protagonismo, inconcebible e incomprensible para los que hasta ahora han contado nuestra historia oficial, e incluso a veces alternativa.

Es así que la colonialidad y el patriarcado, entendido como la superioridad de lo masculino frente a lo femenino en todas las aristas de la vida social, han mellado nuestra memoria histórica.

Esta realidad, para quienes estamos convencidas y convencidos de que nuestro país tiene y debe ser un lugar más justo, soberano y libre, nos impone la enorme tarea de rescatar del olvido, de la telaraña de los prejuicios coloniales eurocéntricos y patriarcales a los y las que nos antecedieron en el camino.

En esa tarea titánica pero, a la vez, hermosa, de recuperar la memoria el nombre de Micaela Bastidas resuena categóricamente como uno de los pilares donde no solo descansa nuestra historia sino también, y así lo creemos, nuestro destino. Por eso que es tan preciso el nombre del acto que nos reúne hoy día porque Micaela no solo es memoria, no solo es pasado, es, también destino, es futuro.

Entender el rol crucial de Micaela Bastidas, pasa por comprender la situación propia e inédita de las mujeres en las sociedades andinas antes de la colonia. Y quiero referirme aquí a 3 ejemplos.

El primero. Uno de los mitos más importantes sobre el origen de la sociedad Inca es el de los cuatro Hermanos Ayar, quienes junto a sus cuatro hermanas inician un peregrinaje con el propósito de encontrar un lugar indicado donde establecerse. Una de las hermanas, Mama Huaco, era una de los liderazgos de los hermanos Ayar, y fue ella quien arrojó la vara que señalaría el lugar donde se establecerían y fundarían el Estado; también cumplió un rol fundamental como guerrera conduciendo ejércitos. Como dice Rostworoski: No interesa saber si los hechos fueron verídicos o míticos, lo importante es analizar la estructura social que la leyenda sugiere. En esta Coya hallamos a la mujer tomando parte activa en la conquista del Cusco, luchando junto a los varones y capitaneando un ejército, lo que ilustra la situación femenina en un tiempo mítico, y el nivel concedido a su posición social.

El segundo. Fueron numerosas las mujeres que en el Tahuantinsuyo, como las curaquezas, tuvieron cargos de poder; que, por ejemplo, en el norte del Tahuantinsuyo eran llamados “capullana”.

El tercero. Se sabe que en el sistema de herencia del mundo andino la mujer podía tener acceso a la propiedad de sus propios bienes y heredar a sus descendientes y no a los del marido.

Importante resaltar, que no se trata de que en el mundo andino no existieran relaciones de dominación sino que la estructura, dinámica y relación entre los hombres y mujeres era distinta, particular e inédita. Y que es, justamente, esa realidad peculiar la que explica el papel protagónico no solo de Micaela sino de Tomasa Tito Condemayta, Bartolina Sisa, Marcela Castro, Nicolasa Aguirre, entre otras miles de mujeres que cumplían tareas estratégicas en la rebelión. Ellas sabían romper desde su vida misma, su práctica cotidiana, tanto la dominación colonial, como los roles tradicionales que esa colonia quería darles a las mujeres.

Para dar un ejemplo concreto de la importancia de las mujeres en esta epopeya son los batallones de mujeres donde fueron ellas quienes estuvieron al mando, no solo de sus pares, sino de hasta miles de hombres. Esta situación era extraña y escandalosa para el oponente realista, así se comprueba en un testimonio de un realista de la época que escribió “Finalmente esta provincia está en una confusión infernal… Solamente se ve y se sabe de crímenes, prueba de lo cual es la niñería que ha permitido nombrar mujeres como capitanes…” .

El proyecto de Micaela y Tupac Amaru de liberar de la subordinación colonial a todos los sectores postergados mestizos, criollos, negros. Es, justamente la unidad y articulación de los diversos sectores excluidos lo que hace de este intento anti colonial el más grande de la época. Quedó trunco. Pero al mismo tiempo que mataron a todos los que condujeron esta batalla fue naciendo el mito de que las extremidades de Tupac Amaru y su cabeza, violentamente separados en su muerte, se iban a unir e iban a venir otros tiempos.

El proyecto quedó inconcluso y, obviamente con los enormes cambios de la actualidad, sigue pendiente, pues aún es vigente el anhelo por un país más justo y soberano.

Pero no basta retomar el proyecto, es imprescindible recuperar la paridad plena de roles en la lucha política, como muy bien lo encarna Micaela Bastidas en la gesta de 1780. Por eso es tan importante contar su historia, conocerla.

Contar la historia de Micaela y de las que vinieron después como Manuela Saenz, quien es presentada por la historia oficial como amante de Bolívar, pero que cumplió un papel fundamental en la independencia y también supo desprenderse de los prejuicios coloniales que le daban a las mujeres un rol menor en la sociedad. Contar la historia de Policarpoa Salavarrieta, de la Gaitana y de miles más, muchas anónimas.

Porque al contarlas nos contamos a nosotras mismas y en sus luchas palpitan las nuestras de hoy.


Escrito por

Lucía Alvites

Socióloga. Política.


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